Liberar la tierra para liberarnos
El micro N° 3, de la segunda temporada del ciclo radial “Ni brujas ni princesas” te propone conocer el ecofeminismo, uno de los movimientos sociales más dinámicos e innovadores. Como su mismo nombre indica, es la convergencia entre ecología y feminismo. Aporta al pensamiento feminista desde una perspectiva mucho más amplia, ya que aparte de defender la igualdad entre hombres y mujeres, se orienta a la protección de la naturaleza y la biodiversidad de la agresión humana.
Las primeras conexiones entre el feminismo y la ecología se originaron en los años 70 y se encaminaron hacia la concreción de un sueño colectivo: una sociedad en la que las mujeres viven sin opresión, lo que implica también la construcción de una sociedad ecológica, descentralizada, no jerárquica, con democracia real y en la que prevalece el uso de tecnologías más respetuosas con el medio ambiente, muchas de éstas recuperadas de las sabias tradiciones de los pueblos originarios de cada lugar.
El ecofeminismo denuncia que dentro del sistema patriarcal existe una doble opresión: por un lado, la dominación y explotación tanto de las mujeres, pero también de la naturaleza. ¿Por qué ambas? Porque la biología de las mujeres, su cuerpo –lo que las capacita para gestar y crear vida-, las hace cercanas con el mundo natural.
Según este movimiento, la razón básica por la cual existe el hambre en el mundo, son las relaciones de comercio injustas y la solución para este problema está en implementar una agricultura orgánica –sin agroquímicos y sin transgénicos- basada en la biodiversidad de plantas propia de cada contexto cultural. Vandana Shiva, una mujer hindú referente de este movimiento, afirma que la solución para salvar el planeta está en cultivar y consumir productos orgánicos. Según ella, la semilla es el primer eslabón de la cadena alimentaria y “salvarla es nuestro deber, compartirla es nuestra cultura”. ¿Te animarías a sumarte al cambio?