Mónica Rivero a 6 años del asesinato de Any: “Hoy soy una madre distinta, falta una parte de mí”
“Desde hace 6 años todo sigue igual. Es una lucha todos los días y siempre está presente la misma pregunta de porqué nos pasó esto. Pienso qué cosas serían distintas si Any estuviera acá”, dice Mónica Rivero a 6 años de la trágica noche en la que su hija fue asesinada en las puertas del ex boliche Stone.
Aquel 2 de noviembre de 2014, Any, como otros cientos de jóvenes de Capitán Bermúdez y la región se encontraba en la puerta del boliche. En su caso, ella salía de trabajar, cuando recibió disparos desde una camioneta que pasaba por avenida San Lorenzo.
Luego de dos años, llegó la sentencia: condena de Iván Galarza a 18 años de prisión como autor del delito de homicidio y lesiones agravadas y de Brian “el Gordo” González, a 16 años en calidad de partícipe necesario en el crimen, en el juicio llevado a cabo en los tribunales provinciales de San Lorenzo el 27 marzo del 2017.
En “El hormiguero” su mamá remarcó que, a pesar de conseguir justicia en el 2017, la ausencia de la joven es irremediable: “Es muy difícil aceptar que ella no está. Es imposible no recordarla, que no te duela, es inconcebible aceptar lo que pasó, por más que haya pasado tiempo. Nadie me va a devolver a mi hija”.
“De un momento para el otro yo tuve que encabezar las marchas que antes veía por la tv. No dudé ni un momento. Aunque no sabía cómo se hacía, sabia que tenía que pedir justicia. La primera marcha de la que participé fue la mía”, sostiene Mónica, al igual que otros familiares que en éstos últimos años tuvieron que salir a pedir justicia por sus hijos en las calles del cordón industrial.
Y agrega: “Toda mamá, todo papá, quiere la justicia cuando le pasa algo como lo que me pasó a mí. Todas queremos que se los culpables paguen por lo que hicieron. Aunque sea sólo desde lo legal, porque desde lo espiritual es irremediable, es irremplazable el vínculo entre una madre y una hija”.
El testimonio de Mónica conmueve a todos y todas. Aún desde su emoción y el dolor le envió un mensaje a los bermudences: “Quiero que recuerden a Any como era antes de que pase la tragedia y que vivan el momento, que sean felices. Después de lo que pasó ese 2 de noviembre la ciudad cambió. Quiero que la juventud sea feliz y disfrute, con las sonrisas como la de mi hija. Hay que luchar por la felicidad de todos los hijos, que es lo que más queremos los padres”.
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