Tres testigos que no aportaron demasiado
En la octava jornada de juicio prestó declaración en primer lugar una vecina de la localidad de Timbúes que fue tomada como testigo en el allanamiento que se realizó en la casa de Ruñisky en 2014.
La señora Concepción Urbise, con suma timidez, recordó que en el procedimiento en la vivienda de calle Solís 480 ingresó a la vivienda junto a la policía y contó que “estuvieron revisándole todas las cosas de la señora adentro. Encontraron un paquete de pastillas y plata en el placard”. Esto se condice con el paquete de pastillas de Oxaprost que se encontró en el lugar, que contienen Diclofenac y Misoprostol, droga que causa interrupción del embarazo.
En segundo lugar declaró un hombre que trabaja como barrendero en la Comuna de Timbúes y que fue testigo de un allanamiento que se hizo en 2011 en la vivienda de otro de los acusados, Darío Antonio Díaz.
Julio César Priori, un hombre que explicó que no sabe leer ni escribir, se mostró con muchas dificultades a la hora de recordar el allanamiento en la casa de su vecino y hasta negó haber estado en la vivienda al momento del procedimiento policial, cosa que fue demostrada en la audiencia mediante un video donde se lo veía al lado del vehículo de Díaz cuando este era inspeccionado por perros. “No recuerdo nada” fue lo único que dijo el testigo, ante esto, los abogados de la querella le consultaron si alguien lo había instruido para declarar y el hombre respondió que no. Las dudas rondaron en el aire.
La expectativa que no se cumplió
La tercera testigo de la jornada, y una de las más esperadas del juicio, fue la abogada sanlorencina Rita Porteiro. La expectativa sobre su declaración se desvaneció en tan solo 15 minutos, en los que la abogada no aportó datos relevantes.
Al momento de la desaparición de Paula, Porteiro oficiaba como vicepresidenta del Colegio de Abogados de Rosario, según contó en su declaración: “conocí al señor Alberto Perassi a principios del año 2012, hacía un par de meses que había asumido mi cargo en el Colegio y vi a una persona que estaba encadenada en los Tribunales de San Lorenzo. No lo conocía, pregunté por él y el comentario en la ciudad es que su hija había desaparecido”.
La mujer recordó: “averigüé donde vivía el señor Perassi, me dijeron en calle Dorrego, llegué al taller, pregunté por él, salió, hablamos en la vereda y me presenté” y agregó: “me interesé por su tema y pregunté si tenía algún profesional que lo asistiera a él y a su familia. Me respondió que tenía a un amigo, pero que no era penalista, el Dr. Juan Carlos Benvenutti de San Lorenzo. Lo tratamos con Ignacio Del Vecchio (en ese entonces presidente del Colegio de Abogados de Rosario), en reunión de directorio y me recomendó que me comunicara con el presidente del Instituto de Ciencias Penales, el Dr. Adrían Ruiz. Hablé con él, le expliqué el tema y lo puse en contacto con el señor Perassi”. Fue así que desde ese momento, Ruiz, junto a su equipo de abogados patrocinan a la familia Perassi.
Porteiro contó que es la abogada de los padres de Paula en una causa civil y consideró que “a Alberto todos lo conocen como un trabajador y un luchador. Todo el mundo lo conoce porque los medios reflejan su lucha por la justicia y la verdad”.
Nada dijo la abogada Porteiro sobre una supuesta declaración de un cliente suyo, que se acercó a decirle que conocía a quién le había realizado el aborto a Paula y denunció como autora a Mirta Ruñiski. Tal vez rondó el secreto profesional en la sala esta vez.
Testigos contaron que Strumia fue advertido de un allanamiento que le iban a realizar
Más testigos pasaron en la 8va jornada de juicio. Entre ellos, dos oficiales de la Policia Federal. Uno de los testigos fue el Oficial de la Policía Federal Argentina en el área de trata de personas, Mariano Vacarelli.
El joven que llegó desde Buenos Aires contó que “en una oportunidad la Fiscalía de San Lorenzo nos encomendó ir a ver al señor Alberto Perassi a quien le tomamos una declaración testimonial en relación a una declaración del señor Gustavo Meroi, un vecino de él, en la que había plasmado que sabía que en un allanamiento Strumia había sido advertido de que lo allanarían. Nos dirigimos al local comercial de Meroi, que se encontraba en la misma cuadra que el domicilio de Perassi. Lo entrevistamos para constatar que había hablado con Alberto y nos refirió lo mismo” y recalcó: “que Strumia había ocultado armas que tenía en su domicilio y que había sido advertido del día del allanamiento, por eso es que las ocultó, en un campo”.
Además, el oficial fue el encargado junto a otro compañero de realizar la medición de tiempo entre la casa de Paula Perassi, ubicada en Entre Ríos al 700 de San Lorenzo y la de una de las acusadas, Mirta Ruñisky, en Mitre al 700 de Timbúes.
“Tomamos los tiempos, fuimos dos veces ida y vuelta, para ver el tiempo que se tardaba en circunstancias normales en ese horario”, contó Vacarelli y expresó que en promedio se tardó 16 minutos de ida y 18 de vuelta.
Al momento de prestar declaración el compañero de trabajo de Vacarelli, el cabo primero Pablo Arguello, destacó la misma situación: “Perassi tiene un vecino, comerciante, llamado Meroi y hablando con este señor le dice que tenía alguna información. La fiscalía nos mandó a entrevistarnos con Meroi. Ahí nos cuenta porque compartían ir de caza y náutica con Strumia. Nos comentó que una vez a este señor Strumia lo allanaron, que por suerte le avisaron por una llamada y que no le encontraron las armas. Que había tenido tiempo de poder sacarlas de su domicilio y enterrarlas en un campo. Es lo que le comentó Strumia a Meroi y nos comenta a nosotros”.
Flavia Campeis