Apuntes desde la pandemia: Una mirada desde la educación popular

*Desde el Area de Educación de Poriajhu

La situación límite en la que nos coloca la pandemia del Co-Vid 19 profundiza y visibiliza la terrible desigualdad que sostiene este sistema neoliberal para su cruel funcionamiento. La frase quédate en casa para algunos sectores puede ser posible y de hecho constituye, un privilegio, para otros sectores que han sido vulnerabilizados durante décadas, es impensable. A su vez, en esta situación límite el aislamiento es cuidado, el desafío es como en ese aislamiento nos aproximamos desde las fragilidades vitales.


Nos preocupa la continuidad de la idea pragmática en torno al aprovechamiento del tiempo, es decir “no perder el tiempo”, “el tiempo es oro”. En gran medida y entre otras cuestiones esta idea se refleja en el atiborramiento y sobrecarga de tareas escolares que están padeciendo los y las estudiantes.

El filósofo de la liberación Enrique Dussel sostiene que es la naturaleza la que hoy nos interpela y que se manifiesta como un signo del final de la Modernidad y como anuncio de una Nueva Edad del Mundo. Partiendo de la experiencia de la necro-cultura de los últimos cinco siglos, debamos ante todo afirmar la Vida por sobre el capital, por sobre el colonialismo, por sobre el patriarcalismo y por sobre muchas otras limitaciones que destruyen las condiciones universales de la reproducción de esa Vida en la Tierra.


Esto debiera ser logrado pacientemente en el largo plazo del Siglo XXI que solo estamos comenzando. En el silencio de nuestro retiro exigido por los gobiernos para no contagiarnos de ese signo apocalíptico tomemos un tiempo en pensar sobre el destino de la Humanidad en el futuro (Dussel, “Cuando la naturaleza jaquea a la modernidad”, 2020).


Reflexión necesaria que ya empezó realizar nuestra compañera Laura Manavella y con ella podemos pensar también la profunda diferencia entre el tiempo empresarial de producción y la posibilidad de habitar experiencias culturales. Sin negar la angustia que nos provoca esta situación, asumiendo el malestar como señal de que otro mundo es posible:
“Cuando abro la mirada, me encuentro con una planta…y recuerdo que estoy viva. ¿Qué cosas absurdas me llevan a olvidar este acontecimiento? ¿En qué se pierde el tiempo de estar vivos?


La ansiedad carcome los huesos de aquél que no puede pensar. El pensamiento sólo es posible en la acción. Movimiento que da sentido al pensamiento. Los niños y niñas aprenden jugando y los adultos pensamos en movimiento. ¿Dónde se juega y se piensa?


En los diferentes espacios culturales que como tales se constituyen con otros. La educación es el sistema político que materializa esos espacios, no siempre para jugar y pensar. Pero es ahí de encontramos una posibilidad que sea para todas y todos.


Recuerdo la escuela de la señorita Olga: el arte estaba en el vivir cotidiano, y la formación solidaria en las misiones culturales y en el centro cooperativo de los alumnos.
Los objetos culturales necesitan espacio y tiempo para ser vivenciados”
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El maestro pernambucano y pedagogo de la esperanza Paulo Freire construye un concepto muy pertinente para este contexto crítico, hago referencia a lo inédito viable en tanto ponemos en juego la percepción del futuro como abierto a una posibilidad aún no vivenciada pero que es posible empezar a materializar.

Kohan (2020) plantea que lo inédito viable significa que el porvenir no fue aún experimentado como tal y, al mismo tiempo, que él no es negativamente utópico, sino afirmativamente posible, realizable, exigible.

De esta forma, la educación nos puede posibilitar, a través de la comprensión crítica y dialógica de lo que estamos siendo, una transformación de aquello que nos hace ser lo que estamos siendo (consumidores, individualistas) para que podamos ser de otra manera. Para que podamos estar en el mundo y con el mundo de otra manera, es decir, más próximos con las necesarias acciones solidarias que afirman la vida y problematizando las imposiciones de las lógicas instituidas que nos hacen estar siendo lo que raramente pensamos y cuestionamos.